22 de noviembre de 2007

Hudson River
















(Hudson River, III)

Aprender a nacer, como este río,
desde una vena herida:

donde un venero mana
habla el tiempo palabras transparentes
y el agua afluye sin dolor sus ciclos,
música mineral contra la piedra.

Aprender a gastar el rostro de las cosas
sin dañarlas, dejando
aluviones de plata,
remansos en la orilla
por donde las raíces se levanten
irguiendo al aire el cieno florecido.

Aprender del oculto movimiento del río,
cómo pasar, perderse en la mañana inmensa,
sereno por sus lindes pero huyendo
en lo profundo a un reino no hollado por la luz.

Y dejarse morir
hacia mares más hondos que la noche.






JLC

1 comentario:

Unknown dijo...

Hace poco me acordé de tu poema, de tu introyección del Hudson, leyendo unos textos bellísimos de Giussepe Penone (Essere fiume), no sé si te acuerdas de la expo del Beaubourg.

«El golpearse de las rocas durante el curso de las crecientes, el frotamiento incesante
de la arena en suspensión, el movimiento continuo de las aguas sobre el fondo, provocan
el muy lento desplazamiento de las grandes rocas, el lento movimiento de las piedras de
dimensiones medianas, el curso más rápido de las piedrecillas, el escurrir acelerado de la
arena fina, verdadero río dentro del río.»

»El río transporta la montaña. El río es el vehículo de la montaña. Los golpes, los
choques, las violentas mutilaciones que el río inflige a las rocas más grandes
golpeándolas con otras más pequeñas, la infiltración de las aguas en los brazos más
delgados, en las fallas, desprenden pedazos de bloque. Todo sirve para esbozar la forma
- efecto de un trabajo continuo de erosión, de presión sorda. La forma se dibuja y se
evidencia. ¿No tiene únicamente el río, como proyecto, revelarnos la esencia, la cualidad
más dura, la más secreta, la densidad extrema de cada elemento de la piedra? […]
»Imposible imaginar, imposible trabajar la piedra según un modo diferente del que
utiliza el río. El punzón, la broca, la tijera, el abrasivo, el papel de lija, son los útiles
mismos del río.
»Extraer una piedra que el río ha esculpido, retroceder hacia la historia del río,
descubrir el lugar preciso de la montaña desde donde la piedra ha venido, extraer de la
montaña un bloque nuevo, reproducir en éste exactamente la piedra extraída del río, es
ser río uno mismo. […] Para esculpir la piedra realmente, hay que ser río...