16 de junio de 2007

Realidad que estás y nunca estás



Oh, realidad que estás y nunca estás,

si en la conciencia toda huella bórrase

cual nube que arde en luces y devórase

ante el azul del cielo, sin edad;


si al corazón el ritmo desvarías,

sesgando al mismo tiempo un asidero

a las cosechas en que hallarte intento,

oh realidad que en noche creces días;


pero, si hallarte es un juego de heridas,

no quita al ojo, a los sentidos todos,

tu imagen floreciendo en las espinas:


es gozo, en realidad, saberse vario,

mundo más loco de incesante cambio

que renace gozando su partida.





Oh, realidad que estás y nunca estás,

sensación de quietud sobre la luz,

pasmo del aire quieto en el azul

que trenza los colores sin edad


en un albor de cúmulos brillantes:

su esencia ocultas, ojo inexpugnable

que a nuestros cuerpos traga con la duda

de nada ser, sino esta sed desnuda;


sed de tocarte, luz que a todo animas,

y que huyes cuando huimos de nosotros

queriendo asirnos mas dados al todo;


dónde mascarte, realidad de albores,

y hallar la esencia viva, las visiones,

la carne ardiente azul de nuestras vidas.




1 comentario:

Nigredo dijo...

Como siempre, la seguna versión, mas irregular que la primera, no alcanza a decir más, pero agarra más.
Sonetos infieles, que decía Lezama, ma non troppo. En cualquier caso, non mi dispiace la trova.